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domingo, 24 de diciembre de 2017

Zuluaga, ¿el Zorro?

Por Francisc Lozano*


En una frase, su plan consiste en “trabajar, trabajar y trabajar” para que los ricos sean cada vez más ricos, y los pobres cada vez más pobres. Y con la ignorancia que abunda en este país, los pobres volverán a verle como un salvador porque, “¡qué tal que nos volvamos como Venezuela!”.  

Óscar Iván Zuluaga, el Zorro. Imagen modificada por Francisc Lozano.

En la campaña presidencial del 2014, después de que Uribe le diera una puñalada trapera a su exvicepresidente, Francisco “Pacho” Santos, vimos emerger a Óscar Iván Zuluaga como el flamante candidato del uribismo para recuperar la Presidencia de manos del “traidor” Juan M. Santos. Durante esa campaña, Zuluaga hizo alarde de su trabajo en la dirección del Ministerio de Hacienda, de ser el elegido de Uribe -a quien repetidamente imitaba en su tono y vestimenta-, de su rechazo al acuerdo que se estaba negociando con las Farc y de su “sagacidad” política. Esas características, entre otras, eran su mejor carta para ser presidente. Y habló tanto de la última, que logró que le apodaran “el Zorro”.


El Zorro, como recordarán muchos lectores, es esa figura mítica de un personaje que se viste de negro con un antifaz, y que tiene entre sus herramientas para luchar contra los españoles, además de su espada y caballo, su audacia o malicia, si se quiere. El Zorro es, ante todo, más pillo que sus enemigos y, por eso, logra vencerles siempre. Esa característica es, por supuesto, una exaltación y una humanización de la capacidad que tienen los zorros para triunfar sobre sus presas en la naturaleza. 


Ahora bien, en el caso de Zuluaga, ¿qué tan zorro alcanzó a ser? Habría que decir que fue capaz de deshacerse de su contrincante Pacho Santos, y que venció a todos sus oponentes en la primera vuelta de las elecciones. Ambos logros son compartidos con Uribe, claro está. Pero en la recta final, Santos y su equipo lograron ganarle la Presidencia. El margen fue mínimo, pero fue suficiente para vencerlo.

Durante y después de esas elecciones, empezaron a salir a la luz muchísimas actividades ilegales realizadas por Zuluaga (y por Santos) en su búsqueda por alcanzar o mantener el cargo más importante del poder ejecutivo. Entre otras cosas, la imagen del caldense se ensució porque contrató a un hacker para infiltrar la campaña de su contrincante, negó haberlo hecho, apareció en un vídeo que confirmaba que estaba mintiendo, después dijo que no era él quien salía en el vídeo, y terminó diciendo que sí era él y que sólo “estaba de visita” cuando se filmó, y porque recibió dinero de Odebrecht (al igual que Santos, pero éste en dos elecciones diferentes) para financiar su campaña. Desde  ese momento, su imagen pública ha estado en una montaña rusa: un día aparece como inocente, y el siguiente es nuevamente culpable. Lo cierto es que el presidente de Odebrecht confirmó que había financiado a ambas campañas y, en consecuencia, ambos son culpables y deberían estar en la cárcel.

Hace algunas semanas, de manera increíble e irracional, el Concejo Nacional Electoral (CNE) declaró que no había pruebas suficientes para demostrar que la campaña de Zuluaga había recibido financiación extranjera a través de la multinacional brasileña, un delito consagrado en la Constitución y demostrado por las declaraciones de Eleuberto Martorelli, el exrepresentante legal de Odebrecht Colombia. Tras ese anuncio, los seguidores de Zuluaga esperaban que él participara por la posibilidad de ser el candidato presidencial del Centro Democrático (CD), pero Uribe le dijo que no y esgrimió un argumento facilista del porqué de su decisión. Algunos allegados a Uribe mencionaron la posibilidad de que hubiesen más pruebas en contra de Zuluaga, y que al participar de la contienda electoral, esas pruebas fueran filtradas para hacerle daño a Zuluaga y a las posibilidades del CD de ganar la Presidencia. 


Sobre esas supuestas pruebas poco se sabe, pero lo que sí es obvio es que Uribe no es tan buen jefe como dicen (acabó con las posibilidades de Francisco Santos de representar a su partido, se deshizo de Juan Carlos Vélez Uribe cuando contó cómo habían engañado a la gente para que votara No en el plebiscito, no le dio oportunidad real a ninguna de las mujeres del partido de ser la candidata presidencial, se deshizo de todos los involucrados en el cohecho y la corrupción que logró cambiar la Constitución para su reelección, y la lista sigue) y que Zuluaga de zorro sólo tiene la Z. Y lo digo porque un tipo de su supuesta audacia no hubiese sido tan imbécil como para aparecer en reuniones con hackers que estaban infiltrando a sus contrincantes y dejarse filmar, o para permitir que una empresa extranjera le ayudara a financiar su campaña, a pesar de estar prohibido por la Constitución. Pero sobre todo, un tipo tan “zorro” como él pretendía ser, no hubiera confiado sus posibilidades de luchar por la Presidencia de la República a la voluntad de Uribe para apoyarlo. Un “zorro” se hubiera dado cuenta de que si ya se lo había hecho a Pacho Santos, también se lo iba a hacer a él, a Paloma Valencia,  a Samuel Mejía, a Rosario Guerra y a cualquier otro que se atraviese en su plan maestro.

Plan que consiste en recuperar la Presidencia por persona interpuesta, en acabar con lo que se ha logrado en materia de resolución del conflicto con Las Farc, en destruir la Ley de Restitución de Tierras (las únicas dos cosas medianamente buenas que hizo Santos en 8 años),  en sacar a su hermano de la cárcel y en seguir favoreciendo la acumulación de tierras y capital por parte de su familia y financiadores. En una frase, su plan consiste en “trabajar, trabajar y trabajar” para que los ricos sean cada vez más ricos, y los pobres cada vez más pobres. Y con la ignorancia que abunda en este país, los pobres volverán a verle como un salvador porque, “¡qué tal que nos volvamos como Venezuela!”.  


¡Felices fiestas!


@Franzlozano


*Francisc León Lozano Rivera (1988): Nació en Santiago de Cali, Colombia. Es Administrador de Empresas de la Universidad Nacional de Colombia. Trabajó como Director de Talento Humano en la organización Grameen Caldas; fue director de la Fundación Funeducol; laboró como Coordinador de Reclutamiento de Heart for Change; y se desempeñó como Conferencista y Formador de Aprendizaje de Inglés en México. Es escritor por gusto y por convicción. Desarrolla artículos de opinión para Todas Las Sombras y Radio Macondo. Puede contactarle en su cuenta de Twitter: @Franzlozano



¿Tiene algo que decir? ¿Una sugerencia para dar? ¿Una opinión contraria a la expuesta en este texto? Por favor comparta sus opiniones con nosotros en la sección de comentarios. Le pedimos amablemente que use un lenguaje apropiado para este tipo de discusiones. Si usted utiliza lenguaje obsceno, Todas Las Sombras se reserva el derecho de bloquear o eliminar sus comentarios.  Si quiere saber más sobre Todas Las Sombras, le invitamos a visitar nuestra sección de Contacto y nuestros perfiles en FacebookTwitter,  YoutubeGoogle+ e Instagram. Gracias por interactuar con nosotros.

domingo, 3 de diciembre de 2017

Congreso S.A.

Por Francisc Lozano*



Por los yerros cometidos por Santos, quien decidió manejar su relación con el poder Legislativo a través dádivas y dineros para incentivar la corrupción, y la falta de compromiso de muchos congresistas con el futuro del país y con los ciudadanos que los llevaron al Parlamento, este es un Congreso S.A., o lo que es lo mismo: una máquina de hacer dinero para sus financiadores y olvidarse de su función principal: hacer de Colombia un país mejor para todos.



Senado de la República de Colombia. Imagen de: Globalrights.info, Todas Las Sombras, Congreso S.A.
Senado de la República de Colombia. Imagen de: Globalrights.info

Hasta antes del primer Gobierno de Santos, a la posibilidad que tenía un congresista de solicitarle al Ejecutivo una partida presupuestal para ser invertida en la circunscripción que representa, se le llamaba “auxilio parlamentario”.  Los auxilios parlamentarios no son nuevos. Según lo relata Alfonso Palacio, “En la Constitución del 86, a pesar de todo, el Congreso tenía la iniciativa para poner cualquier clase de leyes [incluyendo las relacionadas con gastos, inversiones y obras públicas]”, pero en 1968 se prohibió rotundamente. Con la Constitución del 91, esa capacidad revivió, y con la ascensión de Santos al poder, empezó a llamársele, de manera coloquial, “mermelada”.



Los auxilios parlamentarios tienen, en principio, un propósito loable: Permitirle al congresista la participación en los planes de inversión económica y social que la rama ejecutiva tiene para cada departamento. Y como -se supone- el congresista representa a los habitantes de una región, el Gobierno le está dando participación a los ciudadanos en las decisiones que toma sobre en qué invertir. Y digo que es loable en principio, porque muy pocos congresistas representan realmente a los ciudadanos y gran parte de los planes de inversión terminan sirviendo intereses particulares en las regiones. Muchos parlamentarios están en el Congreso para aprobar leyes que le permitan a sus familiares y/o financiadores de sus campañas hacer dinero con los recursos públicos. 



Y es precisamente en esos casos en los que los auxilios se convierten en la manera más eficaz que tienen los corruptos para desangran el erario, y en consecuencia a la Nación. Cuando a un parlamentario se le aprueba la financiación de un proyecto de infraestructura en su departamento por $100.000.000.000, por ejemplo, él (o ella) le dará la orden al alcalde o gobernador de contratar con la firma constructora que le financió la campaña. Esta constructora se encargará de inflar los costos de construcción hasta que se asegure de obtener entre sus ganancias por lo menos 2 o 3 veces el dinero invertido en la campaña del congresista. Así es como los proyectos terminan valiendo dos veces más de lo que en teoría costaban, construidos con materiales inadecuados y muchas veces no se culminan. Decir que todos los congresistas hacen lo mismo sería una irresponsabilidad de mi parte porque sé que hay gente en el Parlamento que sólo intenta ayudar a mejorar el país, pero lo anterior es más o menos un recuento de cómo funcionan los auxilios, la financiación de las campañas y la ejecución de obras civiles a través del país.


En las últimas semanas hemos visto a un Congreso más ineficiente que de costumbre, a pesar la vital importancia que los proyectos de ley que cursan en esta institución tienen para el futuro del país. Se han estado discutiendo la Jurisdicción Especial de Paz (JEP), las Circunscripciones  Especiales de Paz y la Reforma Política, entre otros. Y la importancia de los tres anteriores está en que el primero permite crear una institución transitoria para que juzgue a los miembros de los grupos armados inmersos en el conflicto colombiano y le permita a quienes no hayan cometido actos de lesa humanidad hacer política. El segundo es, en resumen, la posibilidad de que las personas que más han sufrido en este conflicto puedan tener representantes en el Congreso para que legislen por ellos. Su aprobación o no está en el limbo porque sólo 50 senadores dieron su voto de aprobación. Y el tercero permite que los movimientos y partidos políticos pequeños presenten listas conjuntas para aspirar a los escaños de todas las instituciones públicas del país que, de otra forma, terminan principalmente en manos de los partidos políticos con maquinaria (La U, CR, CD, Conservador, Liberal), poder y dinero para comprarlos.  


Ninguna de esas tres iniciativas representa ganancia para los congresistas que se oponen porque no hay transferencias económicas de por medio, ni pueden amasar más poder del que ya tienen a través de ellas. Por eso han decidido trabajar a media máquina; retirarse del recinto (Centro Democrático), a pesar de haber acabado con el espíritu de la ley (darle voz a los olvidados por todos); votar en contra, aunque durante 7 años han vivido del Gobierno para hacer sus campañas (Cambio Radical, Liberal, La U, Conservador); y obligar al Gobierno a hundir la reforma porque ella les quitaría la posibilidad de acumular todo el poder Legislativo, Ejecutivo y Judicial a nivel nacional. Pero no sólo eso, muchos de los congresistas están esperando a que Santos les apruebe nuevas partidas (auxilios, mermelada o como las quieran llamar), para poder darle los votos que el proceso de negociación entre el Gobierno y las Farc requiere para poder ser una realidad. 



Congreso de la República de Colombia. Imagen tomada de: Wikimedia.org, Congreso S.A., Todas Las SombrasCongreso de la República de Colombia. Imagen tomada de: Wikimedia.org

Por los yerros cometidos por Santos quien decidió manejar su relación con el poder Legislativo a través dádivas y dineros para incentivar la corrupción, y la falta de compromiso de muchos congresistas con el futuro del país y con los ciudadanos que los llevaron al Parlamento, este es un Congreso S.A., o lo que es lo mismo: una máquina de hacer dinero para sus financiadores y olvidarse de su función principal: hacer de Colombia un país mejor para todos.


Ñapa: Si usted quiere hacer patria y construir Nación, le invito a leer este artículo en el que le contarán quiénes son los congresistas que se oponen a que el país abrace una paz de verdad y transforme las instituciones corruptas que tienen las riendas del presente y el futuro de Colombia. Cuando lea el nombre del parlamentario por el que usted votó o dejó de votar hace 3 años, recuérdelo bien para que le dé el castigo que se merece por no hacer respetar su mandato. Cuando vaya a votar el próximo año, elija a alguien que sí sea decente y se preocupe por su bien y el de sus hijos. Por favor no lleve más parásitos al Congreso. Le adelanto unos nombres: Álvaro Uribe y toda su secta, Viviane Morales, Hernán Andrade, Juan M. Corzo (sí, el mismo al que “no le alcanza su sueldo para echarle gasolina a sus carros”), Sofía Gaviria, Carlos F. Galán y Cambio Radical, Álvaro Ashton, etc. No se olvide de revisar la lista.


@Franzlozano


*Francisc León Lozano Rivera (1988): Nació en Santiago de Cali, Colombia. Es Administrador de Empresas de la Universidad Nacional de Colombia. Trabajó como Director de Talento Humano en la organización Grameen Caldas; fue director de la Fundación Funeducol; laboró como Coordinador de Reclutamiento de Heart for Change; y se desempeñó como Conferencista y Formador de Aprendizaje de Inglés en México. Es escritor por gusto y por convicción. Desarrolla artículos de opinión para Todas Las Sombras y Radio Macondo. Puede contactarle en su cuenta de Twitter: @Franzlozano


¿Tiene algo que decir? ¿Una sugerencia para dar? ¿Una opinión contraria a la expuesta en este texto? Por favor comparta sus opiniones con nosotros en la sección de comentarios. Le pedimos amablemente que use un lenguaje apropiado para este tipo de discusiones. Si usted utiliza lenguaje obsceno, Todas Las Sombras se reserva el derecho de bloquear o eliminar sus comentarios.  Si quiere saber más sobre Todas Las Sombras, le invitamos a visitar nuestra sección de Contacto y nuestros perfiles en FacebookTwitter,  YoutubeGoogle+ e Instagram. Gracias por interactuar con nosotros.